Estamos a 18 días de que termine el año, todo mi barrio ya está lleno de luces y arbolitos y el espíritu navideño en mi casa y estudio está a todo lo que da. 😀 Es una época que me gusta mucho y que casi disfruto tanto como cuando era un pequeño niño.
Dicho todo eso, pasemos a las 5 cosas que creo vale la pena compartir contigo esta semana:
UNO.
Austin Kleon, autor de «Steal like an artist», está estrenando estudio y eso me emociona mucho, pues aunque no es mi amigo ni nada parecido, es un artista/creador/escritor a quien admiro y aprecio.
Aquí está un enlace a la edición de su Newsletter dedicada a su estudio.
Tanto Austin como yo podemos hacer nuestro estudio en casi cualquier mesa, sin embargo, tener un espacio dedicado a crear, donde podamos guardar libros, discos, materiales de arte y tener imágenes en la pared, todo listo para ser usado, no tiene igual.
Para los creadores (pintoras, escritores, escultoras, dibujantes) tener un espacio así es muy bueno para nuestra salud mental.
En mi estudio actual, dibujo, pinto, grabo audios, y claro, envuelvo los regalos de navidad para la familia y amigos, creo que esta última iteración de estudio es la que más me ha gustado, estoy a un 80% satisfecho con ella.
Eso me lleva, a que es importantísimo agradecer el estudio que tengo ahora, es un hábito que quiero seguir cultivando.
Porque es muy fácil enfocarme más en pensar en lo que le falta a mi estudio actual y en lo bien que va quedar el siguiente estudio que tenga, y restarle atención al acto de estar aquí y ahora, creando, en mi estudio, HOY.
DOS.
Mi pareja, Bárbara, está leyendo «Cartas de un Estoico» y eso detonó una interesante charla sobre lo importante que es poner en práctica lo aprendido, tan pronto como lo aprendes.
Para que poco a poco se vaya convirtiendo en sabiduría, sin grandes esfuerzos, ni exorbitantes gastos de energía.
Para mí es mucho más simple y rico, poner en práctica una frase o una página de un libro cuando la acabo de leer, que esperarme a leer 300 o 500 páginas y querer ponerlas en práctica todas juntas.
Estoy a favor de pensar que el conocimiento se tiene, y la sabiduría se vive.
TRES.
A mis 24 años me quedó muy claro que soltar era parte fundamental de una vida feliz.
Soltar no sólo en el sentido físico de suelto A para tomar B, también soltar ideas, opiniones, hábitos, palabras, muletillas, apegos, proyectos, música, personas, emociones.
Hoy a mis 45 años, que estoy en una etapa completamente diferente de vida, el soltar sigue siendo importantísimo, para dejar ir un montón de cosas tanto de mi juventud como de mi adultez, para hacer espacio para ideas, emociones, hábitos, palabras, sonidos y sabores nuevos.
Se lee fácil, pero requiere cierto esfuerzo, porque, por lo menos en mi caso, hay muchas cosas dentro de mí, que llevaban años ahí, ideas, suposiciones, emociones, imágenes de mí mismo, y que hoy, deben irse, para dejar el espacio listo, como tierra fértil y abonada, para que florezca un nuevo Juan.
El proceso es una mezcla de miedo, incertidumbre, pero con una pizca de certeza, ya que no es mi primer rodeo, y la caja de herramientas mentales, está siempre lista.
Qué rico es madurar consciente, aún con los retos que presenta.
CUATRO.
La nueva canción de Metallica, me gustó mucho, igual que la portada de su nuevo disco y todo el material promocional.
Junto a eso, creo que Ticket Master y la industria de la música se han vuelto locos y han perdido rumbo.
Todo ese asunto de comprar tu boleto para un concierto que se llevará a cabo dentro de dos años, se me hace un poco exagerado, sumado a todo el asunto de la piratería de boletos, desde la fuente, o sea, desde Ticketmaster.
Encuentro muchas lecciones de paciencia, de desapego y de cómo la avidez domina la industria de la música, y tal vez a la mayoría de las industrias actuales.
Termino siempre regresando a los principios budistas, para «surfear» este loco mundo.
CINCO.
Mantenernos «cool» a los ojos de los hijos, es una tarea difícil, pero no imposible y creo que no depende realmente de que tan cool sea uno o de la música que uno escuche, creo que depende más de la capacidad del papá o de la mamá, para seguir seguir creciendo como persona y evolucionando.
Y esa capacidad depende directamente de otras habilidades o capacidades como: la capacidad de adaptación, la capacidad de asombro, la curiosidad, la flexibilidad mental.
Creo que si uno como papá sigue creciendo, mantiene una sana curiosidad para explorar el mundo y para asombrarse con lo descubierto, sabe adaptarse a todo lo nuevo que la vida la va poniendo y cultiva una mente abierta y muy flexible, le va a poder seguir mejor el paso al hijo, sin importar la edad que éste tenga.
Pero si uno se queda en el esquema clásico de «en mish tiemposh todo era mejor», las cosas se van a complicar mucho, porque está uno partiendo de una opinión que no refleja la realidad.
Para el camino de un hijo, es completamente irrelevante, si lo que el papá vivió era mejor o no.
Lo importante es que el hijo tiene que vivir su propio tiempo, con sus propias experiencias.
Y todo lo vivido por el papá y lo que le pueda transmitir al hijo, deben de ser referencias, perspectivas y herramientas, no puntos de comparación, juicios de valor.
Ahí radica el verdadero valor de las experiencias del papá, que sean herramientas útiles para el hijo.
Al menos eso creo yo, y así estoy abordando la adolescencia de mi hijo.
Ya veremos en unos años cómo nos fue.
Muy bien, eso es todo por esta ocasión.
Gracias por leer.
Hasta dentro de una semana, que ya estaremos cerca, muy cerca de Navidad.
Juan.